En el Evangelio del domingo, Jesús se enfrenta al rechazo de la gente en la sinagoga de su ciudad natal: “Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar estas palabras; se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un barranco del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo desde allí. Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino” (Lucas 4, 28b–30).
Los habitantes de Nazareth querían dañar a Jesús, incluso matarlo. La verdad que Jesús les dijo era algo que el pueblo no estaba preparado para escuchar, sobre todo viniendo de uno de ellos. Es difícil ser rechazado, ¡y nadie ha tratado de lanzarnos a un precipicio! Todos hemos experimentado el rechazo en nuestras vidas, y es probable que algunas veces se ha debido a nuestra fe en Jesucristo.
En su carta a los efesios, Pablo escribió: “estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo” (4, 15).
OREMOS: Dios misericordioso, danos la fortaleza para vivir la verdad en el amor, aunque hacerlo haga que algunos nos rechacen. Ayúdanos a abrir nuestros oídos, mentes y corazones a tu verdad, para que nos asemejemos a Jesús, nuestro Salvador y Señor. Amén.
Traducción: Erika De Urquidi
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